Con 12 años, tuve mi primer encuentro con la fotografía, gracias a una cámara de fotos que encontré en casa de mi padre. Me sorprendió la capacidad de capturar momentos y la emoción que esto me daba. Sin embargo, nunca pensé que este sería mi camino profesional.

Después de dedicarme a diferentes actividades y vivir en varios sitios, en el año 2009, decidí emprender un proyecto de formación en el ámbito de la fotografía.
Con esa idea en mente, abrí una escuela de fotografía que me permitió compartir mi pasión y conocimiento con otros. Desde entonces, más de 3000 alumnos han pasado por la escuela y han aprendido esta maravillosa disciplina del arte, lo que me ha dado una gran satisfacción personal y profesional.

A pesar de mi amor por la fotografía en general, la fotografía de arquitectura e interiores siempre me había cautivado.
Recuerdo haber visto los libros de arquitectura de mi hermano, quien es arquitecto, y quedar fascinado con la perfección de las líneas, la composición y el dominio absoluto de la luz que se necesitaba para capturar estas imágenes. Años después de ese primer encuentro, finalmente decidí dedicarme en exclusiva a esta disciplina de la fotografía.